El Augusta National ha consagrado a grandes golfistas, pero nunca hubo tanta unanimidad en la alegría por un ganador. Rory McIlroy, su espera de tantos años, su carisma, creó una atmósfera mágica alrededor de su victoria. Tampoco un campeón se emocionó tanto en Augusta. En el green, en la entrega de la chaqueta y una hora después, ante los periodistas. Hasta el propio derrotado, Justin Rose, amigo íntimo del campeón, le confió en el green que estaba "alegre de estar aquí en este green para verte ganar el Grand Slam de tu carrera. Es un momento genial y trascendental en el golf".
Empezó bromeando diciendo, "¿y ahora de qué vamos a hablar conmigo el año que viene?", dijo en referencia a la repetida insistencia de la prensa de las razones por las que le faltaba este grande año tras año. "Es un sueño hecho realidad. He soñado con ese momento desde que tengo memoria. Ver a Tiger aquí en 1997 hacer lo que hizo, y luego ganar su primera chaqueta verde, creo que inspiró a muchos de mi generación a querer emularle". Y luego reveló que, casualmente, Ángel Cabrera, el argentino que ha regresado al Masters después de cumplir 32 meses de prisión en Brasil, le habia dejado un mensaje de ánimo en la taquilla y que Cabrera había sido el jugador con el que compartió partido en 2011, cuando el descalabro de los 80 golpes.

El campeón de 2025 se había emocionado en la entrega de la chaqueta verde delante de las cámaras -"me acuerdo de mis padres que hicieron un gran sacrificio para que yo llegase a esto y están en Irlanda"- y reconoció los nervios con los que había llegado al primer hoyo, del que salió con un doble bogey y perdió toda la ventaja. "Soy el único que ha ganado el Masters con cuatro dobles bogeys durante la semana. Bueno, está bien. No tuve ganas de comer en todo el día, pero era normal. En el primer tee mis piernas eran gelatina. Mi batalla a lo largo de todo el día ha sido: tienes que dar el siguiente golpe bien, tienes que dar el siguiente golpe bien. Y sí, me hubiera gustado hacerlo mejor, colapsé, pero al final lo conseguí. Fue una batalla contra mí mismo".
Jon Rahm también le vino a la memoria. Fue a raíz del fallo en el hoyo 1. "Fue uno de los días más duros que he tenido en el campo de golf. Curiosamente, siento que el doble bogey del primer hoyo me tranquilizó un poco. Caminando hacia el segundo tee, lo primero que me vino a la mente fue Jon Rahm, hace un par de años, haciendo doble bogey en el primer hoyo del jueves y ganando. Siempre pensé positivamente".
Al Rory de 2011 le diría: "Mantén el rumbo. Sigue creyendo". Y se lo diría a cualquier niño o niña que esté escuchando esto
Verse como uno de los seis jugadores con el Grand Slam en la historia del golf es un deseo que ha marcado toda una carrera. "He llevado esa carga desde agosto de 2014. Son casi 11 años. Y no solo por no haber podido ganar otro major, sino por no poder completar el Grand Slam. No lo voy a comparar con momentos de la vida como casarse o tener un hijo. Pero es el mejor día de mi vida golfística. Y sí, estoy muy orgulloso de mí mismo. Estoy orgulloso de nunca rendirme".
Luego reveló la conversación con Harry su caddie, después de fallar el putt en el hoyo 18. "Cuando íbamos en el carrito hacia el tee me dijo 'Habrías dado tu brazo derecho por estar en este playoff al principio de la semana'. Así que eso me ayudó a replantearme las cosas. Luego pensé: haz el mismo golpe que acabas de hacer en la salida del 18. Y salió".
Ya con la vitrina completa, se atrevió a mirar hacia atrás. A aquel Rory que tiró 80 golpes y perdió el Masters de 2011. "Veía a un joven que realmente no sabía mucho del mundo. Sí, diría que probablemente veía a un joven con mucho que aprender y crecer, y también... y quizás no me entendía a mí mismo. No entendía por qué llegué a una posición tan buena en 2011, y por qué lo dejé pasar. A ese chico le diría: "Mantén el rumbo. Sigue creyendo". Y se lo diría a cualquier niño o niña que esté escuchando esto. Literalmente he hecho realidad mis sueños hoy, y le diría a cada niño o niña que esté escuchando esto: "Cree en tus sueños, y si trabajas lo suficiente y te esfuerzas, puedes lograr todo lo que te propongas".
Rory se felicito´por su comportamiento. "Durante algunos momentos de los últimos nueve hoyos pensé "¿lo vas a volver a estropear? Pero respondí con muy buenos golpes y estoy orgulloso de mí mismo". Sin embargo, cuando fue cuestionado por el mejor golpe del día destacó, "el segundo del hoyo 3. Llegaba de un 6-5 y conseguí un birdie y Bryson hizo bogey. Creo que clave".

Otra de las casualidades que reveló salió al alabar a Justin Rose. "Es un gran amigo y ojalá tenga más oportunidades. El martes fuimos a cenar con algunos amigos del club y sólo había dos golfistas, casualmente él y yo", reveló investido en una chaqueta verde de la talla 38, cedida por un socio como manda la tradición hasta que él tenga la suya.