En medio de tensiones comerciales y disputas arancelarias, Donald Trump ha encontrado una nueva causa en el mundo del deporte y la está abordando con determinación. El expresidente de Estados Unidos se ha propuesto poner fin a la división que desde hace tres años separa al golf profesional en dos circuitos enfrentados: el PGA Tour y el LIV Golf. Este viernes, dio un paso clave en esa dirección al organizar una reunión en la Casa Blanca que reunió a figuras clave de ambos bandos. Por parte del PGA Tour, asistieron su comisionado, Jay Monahan, y los representantes de los jugadores, Tiger Woods y Adam Scott. Mientras tanto, el LIV Golf estuvo representado por Yasir Al-Rumayyan, director del Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudita, propietario del circuito.
“Hemos mantenido una reunión productiva en la Casa Blanca con el presidente Trump y su eminencia Yasir Al-Rumayyan. Gracias a su liderazgo, hemos iniciado un diálogo sobre la reunificación del golf. Estamos comprometidos a avanzar lo más rápido posible y compartiremos detalles cuando sea oportuno. Todos coincidimos en la importancia de reunir a los mejores jugadores del mundo con más frecuencia, en beneficio de los aficionados”, indicaba el comunicado conjunto emitido tras el encuentro. Posteriormente, Tiger Woods apareció junto a Trump ante las cámaras en un evento enmarcado dentro del Mes de la Historia Negra, una serie de actos que conmemoran el legado afroamericano en Estados Unidos. Durante la presentación, Trump, fiel a su estilo, animó a Woods a hablar con un efusivo “¡Tiger, Tiger!”.
Este encuentro sigue a una reunión previa entre Trump, Monahan y Scott, donde ya se esbozó lo que parece ser el acuerdo definitivo: una reunificación del golf profesional bajo un único circuito, eliminando la fragmentación entre el PGA y el LIV.
La mediación de Trump no solo allana el camino para este acuerdo, sino que también podría influir en la evaluación del Departamento de Justicia, que investiga desde la administración Biden si la fusión podría violar leyes antimonopolio o representar una interferencia de intereses extranjeros en el deporte estadounidense.
Además, Trump busca obtener un beneficio adicional de su papel en las negociaciones: que el PGA Tour levante el veto impuesto a sus campos de golf durante su presidencia, lo que lo llevó a hacer negocios con el LIV, que ha organizado varios torneos en sus propiedades. Sobre este punto, Monahan ya insinuó que ve “un futuro en el que el PGA Tour vuelva a celebrar torneos en campos pertenecientes a Trump”.