Tiro al blanco
Desde que aprendí a tomar el primer hierro 7 (hace tanto...), asimilé también la lección de practicar apuntando a un objetivo real...
“No nos servirá de nada –decía mi recordado profe- ejecutar tiros a la nada, sin tener un blanco fijo donde apuntar… sería como jugar al básquet sin aro” Pero como siempre pasa, tardé demasiado en darme cuenta de lo que él quería transmitirme.
Los consejos en Golf y en la vida, necesitan que los hagamos propios a través de nuestras propias experiencias, que ciertamente también serán intransferibles. Cada cual en su momento se enfrentará inevitablemente, con esas circunstancias y recién allí pondrá en práctica su propio esquema de razonamiento y construcción.
Hasta hoy nunca pude lograr tiros de mucha potencia con las maderas ó los hierros largos (es una de mis tantas quimeras), con lo cual y ante la dura realidad, no me quedó alternativa más que aprovechar lo que el mismo Golf me ofrecía como sistema de compensación y equilibrio, es decir, incorporar mi juego corto como una fortaleza para balancear en definitiva mi debilidad en las distancias. Y la verdad es que no puedo quejarme.
Antes que tomase esa ‘equilibrada’ decisión, sufría. Veía a otros jugadores superar las 200 e incluso las 250 yardas con su drive ó con sus potentes tiros desde el fairway, mientras yo me debatía por dejar mi pelota cerca de las 180 yardas. Hasta que sucedieron algunas cosas que me hicieron reflexionar.
Una de ellas es bien simple, lógica diría. Que nunca llegaría al green en un solo tiro en los pares 4 ó 5, ni en dos tampoco… por lo tanto, sería poco inteligente de mi parte desparramarme y hacer locuras con cualquier palo para intentar lo imposible.
Lo más sensato era jugar un primer tiro confiado, usando un palo confiable y haciendo una ejecución equilibrada, lo mismo para mi segundo tiro y asegurando así llegar al green con el tercero…
En varias oportunidades compartí mi juego con golfistas ‘pegadores’ que superaban las 200 yardas de aire y su pelota parecía desintegrarse en pleno vuelo. Pero a pesar de eso, observaba que sus larguísimos tiros –con frecuencia- terminaban en zonas laterales injugables, fuera de los límites ó en un rought que tapaba a la pelota.
Aún así me conformaba… pensando que mi juego era más predecible y eficiente a pesar de mi falta de potencia, ya que en Golf como todos sabemos, un golpe de 5 cm. vale lo mismo que uno de 300 yardas; y mis tiros alrededor y por encima del green, incluyendo los de bunker, eran más confiables y controlados.
Ahora bien, el resultado de esta característica de lograr un buen juego corto no vino de la nada ni apareció mágicamente; sino a través de una paulatina y gradual especialización –casi inconsciente- que sin querer terminé realizando. De a poco fui puliendo mi juego corto, practicando cada vez más los tiros de media y corta distancia y obsesionándome con mis golpes de Putter arriba del green. Ahí veía que podía hacer menos golpes y equiparar las diferencias de distancia con los jugadores de potencia.
Pero esto de ser preciso en el juego corto no fue fácil; tuve que apoyarme en un profesor y ser constante con mis prácticas.
Una de las cosas que me ayudó (y aún lo hace) fue el hecho de fijarme claramente un objetivo para dirigir mis ejecuciones.
Aprendí, como primer paso, que debía tomar una referencia; sobre todo para identificar el lugar donde quería hacer picar la pelota, porque a partir de allí rodaría hacia donde supuestamente había apuntado.
Lo que estoy intentando transmitir es mi propia experiencia, que está lejos de entenderse como una clase de Golf. Eso no me corresponde y debe ser realizada a través de un profesor ó profesional, tal como yo hice en esa oportunidad.
En los tiros cortos, a mi juicio, toman un papel relevante las manos y cómo éstas hacen trabajar al ‘loft’ del palo que usaremos. En general deberíamos adelantarlas respecto de la pelota, tomar el palo más corto y realizar un swing donde la cabeza del mismo nunca supere la altura del hombro -incluso mucho menos- acelerando el golpe justo en el momento del impacto.
Si nos encontrásemos cerca del green ó del collar del mismo, deberíamos hacer de cuenta que el hierro es un putter y jugarlo como tal. El loft hará su trabajo sin necesidad de cucharearlo, la bola dará un pequeño salto y rodará firme hacia el hoyo.
En las prácticas, tendríamos que fijar algunas metas que considero básicas: a) Practicar sólo tiros cortos, nada más; b) Fijar un objetivo claro, por Ej. la bandera ó la marca de 30, 50 ó 100 yardas; c) Utilizar uno ó más baldes de pelotas de práctica con ese sólo propósito; d) Retener mentalmente la potencia que generamos, el sitio donde apuntamos, el lugar donde efectivamente picó y la distancia adicional que hizo la bola rodando; e) No probar con más de tres palos, por Ej. con un hierro 8, un pitch y un sand, allí tendremos un abanico de posibilidades interesantes para observar el comportamiento de nuestra pelota ante cada impacto.
Lo fundamental es analizar los desvíos, sobre todo aquellos que aparecen con cierta frecuencia. Esto es así porque casi siempre manifestaremos una tendencia a golpear hacia la izquierda ó la derecha del objetivo, con lo cual es importante conocerlo para imponer una pequeña corrección y lograr el punto exacto donde pretendemos apuntar la trayectoria de la bola.
Es muy difícil (o prácticamente imposible) realizar una ejecución exitosa sin tener un ‘blanco’ preciso identificado, ó sin haber fijado de antemano el sitio donde queremos hacer picar la pelota, ya sea en el green ó fuera de él.
Algo adicional que hará aumentar nuestra precisión, es observar con detenimiento la caída que posee la zona de entrada al green (hay que ir caminando, mirarla y volver antes de ejecutar); si es que enfrentamos una pendiente hacia abajo ó en subida, y en función a ello, regular la potencia del tiro y determinar mejor el sitio donde comenzará a rodar la pelota.
Otro elemento más, es observar el ‘lie’ dónde descansa la bola. Si la misma se encuentra sumergida en el pasto ó apoyada sobre un sitio perfectamente cortado. Porque si está parcial ó totalmente tapada por rought, es probable que tengamos que usar un palo más y tal vez, imprimirle mayor potencia y ángulo de ataque al palo que decidimos utilizar.
Recuerden apuntar siempre a un sitio preciso y recojan los resultados de cada desvío y potencia; eso en definitiva será la única forma de retroalimentar nuestra práctica, para corregirla y ser cada vez más exactos en nuestro juego corto.
Suerte y hasta la próxima.
Marcelo H. Barba.
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