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El Royal Melburne Golf Club escribió hoy otra página negra en la vida deportiva de Tiger Woods: sufrió junto a Steve Stricker la mayor derrota de su carrera en "match play" (7 y 6), frente a su 'excaddie' como testigo directo, el neocelandés Steve Williams, en la primera jornada de la Copa Presidentes.
Esta nota me pareció bastante ilustrativa acerca del torneo. Pero nuevamente me sorprende las manifestaciones del ex caddie de Tiger. Desconozco la calidad de persona que es, pero por el tenor de sus dichos como "...para atizar a ese negro imbécil" refieriéndose a su ex patrón, me indica que sin dudas tiene dentro de sí una fuerte raíz de amargura que aprovecha para hacerla pública. Opino que sería mejor que siempre que se encuentren en una cancha de golf, siguiera el señor Williams con Tiger, el protocolo al igual que -cuando se dieron la mano al comienzo del torneo-, como dice la nota. Si bien muchas veces disfruté del excelente juego de Tiger, en los torneos deseé que los que estaban llevándole ventaja pudieran ganarale, para que no sólo fuera Tiger el que siempre se llevara todos los primeros premios. Nuevamente recuerdo el concepto quer tengo acerca del golf: juego o deporte legendario gobernado por la ética, y la caballerosidad. Ello, no solo privativo de los jugadores sino también de los ayudantes como sus caddies y de todos los colaboradores que se encuentran en una cancha de golf. La nota refiere en una metáfora el "idilio" de épocas pasadas entre Tiger y Williams. Y ello me hace recordar que lamentablemente es fácil pasar del amor al odio. Una dicotomía exisente en toda pasión y propia de las miserias humanas. Deseo que siempre podramos resaltar en nuestros triunfos las virtudes del buen ganador y descartar las manifestaciones agraviantes, las burlas a los que les toca perder. Cada uno deberá hacerse cargo de sus procederes.
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