A todo esto nos conviene saber que en el campo, un swing suave de impacto centrado siempre conseguirá mejores resultados que un swing potente de impacto descentrado. De hecho está calculado que se pueden llegar a perder más de seis metros por cada medio centímetro que el golpe se aleje del centro de la cara del palo.
Pero ¿cómo hacemos para saber si nuestros golpes son o no centrados con respecto a la cara del palo? Generalmente en el momento del impacto se nos hace complicado determinar exactamente dónde le estamos pegando (a no ser que el desacierto sea muy notable).
Existe un sencillo truco que te permitirá saber cómo pegarle a la pelota: consiste en rociar la cara del palo con un spray blanco, del tipo de los que se usan para adornar en Navidad; tras golpear la pelota, la cara quedará claramente marcada indicándonos el lugar exacto con el que le hemos dado. Por supuesto, después quitaremos los restos de spray con un paño, sabiendo que este producto no daña al palo.
Una vez que conocemos cómo son nuestros golpes, estaremos en disposición para corregir posibles desviaciones producidas en el momento del impacto.
Para ello procurá dar golpes más suaves, que te permitan un perfecto control del palo en el impacto. Poco a poco y una vez que estés seguro de dar en el centro de la cara, podrás ir aumentando la potencia de tus golpes; pero no tengas prisa, todo aprendizaje requiere tiempo, paciencia y mucha práctica.